Cuando ocurrió el golpe de estado contra el gobierno del presidente Salvador Allende en septiembre de 1973, yo vivía en Berlín, becado como escritor por el programa de artistas residentes, y participé en la red que se organizó de manera espontánea para recibir y apoyar a los chilenos que llegaban exiliados a Europa. Entre ellos recuerdo particularmente a dos, porque nos hicimos amigos para siempre, Antonio Skármeta y Ariel Dorfman.
Se llama Francisca Ramírez. No la he visto más que en fotografías y tomas de televisión, pero no pierdo la esperanza de conocerla. El diario La Prensa la declaró personaje del año, y para el semanario Confidencial está entre las mujeres más relevantes de Nicaragua. ¿Quién es? ¿Qué ha hecho?
En una conversación de días pasados con Elena Poniatowska, mediada por Antonio Ramos Revilla, director de la Casa del Libro de la Universidad Autónoma de Nuevo León, hablamos del universo infinito de las lecturas, empezando por aquellas de la infancia que se recuerdan siempre con elusto de la nostalgia.
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