El presidente Evo Morales no es de ninguna manera el malo de la película. Pese a su tendencia autoritaria, ha gobernado con buen suceso un país de tradición caótica, signado por golpes de estado, dictaduras militares y repetidos periodos de inestabilidad, donde ningún presidente civil podía mantener firme el piso bajo sus pies en el Palacio Quemado...
Se celebra en Puerto Rico el VII Congreso Internacional de la Lengua, y al responder acerca de la utilidad de una convocatoria como esta, empiezo por decir que se trata de celebrar un idioma que hablan más de 400 millones de personas, dato que puede parecer un lugar común, pero del que no puedo prescindir.
La ruptura provocada por los cuatro escritores fundamentales del boom en los años sesenta del siglo pasado, tuvo como beneficiarios más inmediatos a quienes pertenecíamos a la generación inmediatamente posterior. Eran maneras de contar novedosas, que abrieron nuevas compuertas en la estructura narrativa y en las formas del lenguaje, un fenómeno que no se daba en la lengua castellana desde los tiempos del modernismo que creó innovaciones sustanciales en la prosa, aunque menos afamadas que las de la poesía.
Ninguna conversación pasa de tres minutos en San Salvador sin que vaya a dar al tema de las pandillas, y nadie, al final de las múltiples vueltas y revueltas que se le da al tema, se atreve a decir que la paz llegará a corto plazo. Porque esta es una guerra, distinta en su naturaleza a la que el país vivió en los años ochenta, pero una guerra al fin y al cabo, con miles de muertos, y que si tiene por teatro los barrios de la capital, amenaza con extenderse a las áreas rurales...
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